viernes, 22 de julio de 2011

Salzkammergut Trophy 2011

SALZKAMMERGUT TROPHY 2011



5:00 de la mañana del sábado 16 de julio del 2011 en Bad Goisern, Austria. Una cinta de Intersport separa el 2º cajón en el cual estoy yo del 1º en el que se encuentra Luis junto a los "gallos" de la prueba. A mi izquierda, dos austríacos hablan entre sí, mientras que a mi derecha un par de portugueses cambian impresiones de la que se nos viene encima. La noche está cerrada, y el speaker de la prueba va dándonos información sobre la carrera, los controles de paso, tiempo límite, etc. Yo aún sigo con mi chubasquero puesto para evitar que el frío haga mella en nosotros. Mientras tanto, me digo a mi mismo qué coño hago yo ahí, y esta vez esta pregunta si que tiene mucho más sentido que otras veces esta temporada. Pero antes de comenzar con la crónica de la carrera, veamos cómo fueron los días anteriores.


LOS DÍAS PREVIOS


9:00 de la mañana del jueves 14 de julio del 2011. Barajas. En ese momento, nos encontramos el grupo que va a partir hacia Munich dejando nuestras maletas de la bici en la cinta que las va a introducir en el avión, el ambiente es muy bueno, sabiendo que vas a hacer un viaje muy chulo con un objetivo muy claro que es el de hacer una de las pruebas más duras del mundo. En la zona de embarque, estamos Luis y yo con lo típico..que si mira aquella como está, joder con la morena, la rubia, etc. mientras esperamos al resto del grupo, Gabi, Marta y el cartero a que hagan su aparición y realicemos la entrada en el avión.


DE TURISMO POR MUNICH, NO POR SALZBURGO


11:00 de la mañana, Munich. Las maletas no llegan. Mientras los otros 5 corredores que iban en el mismo vuelo que nosotros, entre ellos Pablo, recogen sus bicis, Luis, Gabi, Cartero y yo nos quedamos con una cara de subnormales mirando a través de los cristales de la terminal para ver si encontrábamos nuestras maletas. Iberia, esa gran compañía aérea española, nos había perdido las bicis. Eso sí, en Barajas, 75€ nos cobraron los jodíos por permitirnos llevar las bicis en su avión. Manda huevos, 13000 pelas y te pierden la bici. Tras reclamar e informarnos, la morena de Iberia (que encima estaba muy buena) nos dice que esperemos al siguiente vuelo de Madrid que llegaba a las 19:00 para ver si estaban ahí las maletas. Mientras unos pocos van a Obertraun en Austria a hospedarse en el hotel, Jorge (el cartero) y yo nos quedamos en Munich dando un paseín para hacer el tiempo, no en Salzburgo, que era una ciudad que se hubiese podido visitar sin ningún problema. Vemos la ciudad, el Allianz Arena, que por cierto, es la leche. Una ciudad que es mucho más limpia, ordenada y silenciosa que Madrid. Encima, todos y todas van en bici....y había cada morena y cada rubia subida en las 2 ruedas. Por supuesto, el respeto al ciclista aquí es máximo, no como en España, que te ven como un bicho raro, te pitan y si pueden te insultan. Qué le vamos a hacer, somos la taberna de Europa....Sin saberlo, nos plantamos en todo el medio de Munich, y vemos monumentos que ni idea de cuáles son, pero eso sí, en las fotos quedan cojonudas, vemos a una pareja de españoles que deben de estar de luna de miel o de aniversario, quién sabe, mientras nosotros estamos jodidos con el tema de las maletas. Las cervecerías se suceden, las estatuas y monumentos aparecen a a cada recodo, y tengo la sensación de que estoy en un pueblo, no en una ciudad. Aquí no hay gente gritando el tipico ¡Compro oro!, como si ves en la capital española, ni a gente saludándose de un lado a otro de la calle. Esto es Europa, no la taberna.
A las 19:00 nos personamos en la T1 de Munich, y la morena de Iberia nos dice que no llegan las maletas. Si en ese momento me das un guantazo en la cara, me duele menos. Había unas maletas que vio el cartero clavadas a las nuestras, les enseñamos nuestro ticket de maleta al hombre de seguridad y a la encargada de la zona de embarque y lo fueron a comprobar. Entre lamentos y "Sorry´s" nos dijeron que esas maletas venían de Italia...luego veríamos de donde venían.


UN RALLY ANTIGUO Y EMERSON FITIPPALDI AL VOLANTE


11:00 de la mañana del viernes 15 de junio de 2011. Obertraun, Austria. Me levanto tranquilamente pero apesadumbrado, con la idea en la cabeza de que no vamos a correr al día siguiente. Me imagino a la gente con sus bicis montadas, dando un paseo junto al lago para comprobar que todo va ok, acudiendo a la tarde a Bad Goisern para disfrutar del ambiente, etc. Segun abro la ventana de mi habitación oigo un "brrroooooooooommmm" a toda pastilla, y un Mustang del 70 y pico pasa a toda pastilla por delante mía. El despertar no pudo ser mejor, por lo menos me alegra el saber que nuestra casa está junto a la carretera por la que pasa un rally de coches antiguos. Mientras estamos viendo la carrera de coches, recibo una llamada. Pensaba que era mi madre o mi padre, para saber si sabíamos algo del material "Las bicis" oigo decir a Luis Pasteles detrás mía. "No, ya te digo yo que no" le contesto. Sin embargo, cuando voy a ver el nº de teléfono que hace la llamada, me fijo que esta es a través de un número privado, mis esperanzas aumentan al ritmo de los coches que siguen pasando a toda leche a nuestra espalda. Cuando descuelgo, efectivamente, es la morena de Iberia (al final me voy hacer amiga de ella) y en un cordial spanglish, me dice que ya tienen nuestras maletas. Eufóricos, nos recomienda que vayamos en persona a por ellas, porque no nos asegura que la compañía nos entregue las maletas a tiempo para poder disputar la carrera. Luis Pasteles y yo subimos en el Passat familiar y enfilamos a Munich en dirección contraria al rally. 3 horas y una pisada a una mierda en una área de descanso después, llegamos a la terminal, también nos comimos un atasco muy guapo en la zona del aeropuerto, con lo que sumado al de la tarde anterior con el cartero, me comí 2 atascos en menos de 24 horas. Llegamos a la T1 a la ventanilla de Iberia, para recoger las maletas y charlar de nuevo con la morena (que nos sirvió para confirmar 100% que si estaba buena) Eso sí, para poder recuperarlas, tengo que volver a entrar en la zona de embarque, pasar de nuevo el cordón de seguridad, y poner todos los bártulos en  2 carritos. Una vez fuera con las maletas,  vemos que la hora que pone en la etiqueta de llegada de la maleta es de 19:42. Es decir, esas maletas fueron las que vio el cartero, con lo que las bicis estaban la tarde anterior en Munich. Yo no se que vieron los de Iberia, si iban con anfetaminas, si estaban bebidos, o vendían cupones de la ONCE, pero nuestras maletas eran las que estaban ayer por la tarde, NO las que vinieron de Italia. Tras cagarnos en todo Munich y sobre todo en Iberia muy a gusto (porque allí empiezas a insultar y casi nadie te entiende), y jugar un poco al tetris con las bicis metiéndolas en el coche (un tetris que duró una hora), enfilamos a través de las Autovan rumbo a Obertraun. Si para algo me sirvió este viaje, es para conocerme al dedillo la fisionomía de las Autovan en el sur de Munich.


EL MONTAJE ENTRE LA TARDE Y LA NOCHE


21:00 en Obertraun, Austria. Comenzamos a montar las bicis con rapidez (gracias a Iberia, no disfruté de la fiesta de Bad Goisern, ni de nada del ambientillo pre-carrera, y sí me tiré 6 horas metido en un coche por las autovan) , pues el sol se va. Todo funciona ok, las ruedas van bien, se ajustan los discos, el cambio no va al 100%, pero ahí esta Gabi el mecánico (nota: si te piras al extranjero a correr, asegúrate a uno que sea mecánico) para dejar el X0 como un sedal. Cenamos pasta por un tubo, de todos los sabores, colores y olores, mezclándolo bien con salchicha de Austria, carne y un buen yoghurt. A las 23:00, estamos metidos en el sobre, con el despertador puesto a las 3:00. Las patas, las tenemos reventadas de estar todo el día metidos en el coche, pero es lo que hay, de nada sirve lamentarse ahora. Bueno si, Luis y yo seguíamos cagándonos en la compañía Iberia, por habernos jorobado todo el plan del jueves-viernes.


A DESAYUNAR


Sábado 3:00 am. Obertraun, Austria. Pipipipi-pipipipi-pipipipi, el sonido del despertador a las 3:00 de la madrugada del Sábado 16 de julio. El día clave. Nos levantamos como podemos Luis y yo, y en apenas 5 minutos estamos vestidos y en la cocina metiéndonos entre pecho y espalda una mezcla de yoghurt con cereales, sandwich mixtos, cola-caos, pan integral, brazo de gitano, zumos, etc. Vamos, solo nos faltaba la francesa, pero es que a las 3 de la mañana haber quién se pone a hacer el Arguiñano.
Bajamos lentamente las escaleras con las bicis en peso, procurando no pegarnos un guarrazo por los escalones, y empezamos a desmantelar las bicicletas y meterlas en el maletero del Passat. Enfilamos dirección Hallstat y luego tiramos para Bad Goisern al ritmo de Pitbull y Neyo, en una emisora que pillamos por allí, la EnergyFM. Por lo menos, sirvió para enchufarnos un poco y despejarnos bien de cara a la salida. El aparcamiento que ni pintado, en un centro comercial, al aire libre y cerca de la línea de salida. Hay nervios, y el hormigueo en el estómago empieza a notarse. Es noche cerrada, y hay que montar las bicis cerca del coche, aprovechando la luz del mismo al tener la puerta abierta, y pensando qué llevar en el malliot. Finalmente, manguitos, 3 geles, 2 barritas, móvil, multiherramienta y chubasquero serían todo lo que llevaríamos en carrera. Después de la meada de rigor, vamos hacia la salida, Luis en el cajón nº1 y yo en el 2º.


EL OBJETIVO DEL AÑO

Ahí estaba yo, en primera línea del segundo cajón, con dos austríacos a mi izquierda y dos portugueses a mi derecha. Muchos con el chubasquero puesto para mantener el calor un poco, mientras el speaker nos iba informando del tiempo que quedaba para la salida de la carrera. Unos minutos antes de salir, retiran la cinta y nos juntamos con los del primer cajón, con lo que ya estaba cerca de Luis, con quien tenía idea de hacer la prueba, por lo menos su primera parte. A las 5:00 de la mañana, con puntualidad inglesa, se da la salida a la prueba, y nada de salir despacito no, se sale a toda leche, por lo menos en el primer grupo. Para que os hagáis una idea, la Salzkammergut es una subenestrujenbajen de pelotas, 211km. en bici de montaña y más de 7000mtrs. de desniveles nos estaban esperando pacientes para reventar nuestras queridas piernas y hacernos polvo a más no poder. Al poco de comenzar, en el kilómetro 1,5 aproximadamente, empieza el primer puerto, el Raschberg, de 12km. seguido de un poco de descenso y un enlace con un pico cercano, el Hütteneckalm. Y nada de tendido ni nada, no no, aparecen ya las primeras rampas con dos dígitos y poco a poco el pelotón se estira increíblemente. Lo que me fijo con Luis, es que mucha gente lleva 3 platos, y al poco entendemos por que. En el paso por un pueblo, el desnivel se sitúa en torno al 18%. Sigue siendo asfalto si, pero no llevamos ni 4 km. de carrera. Otra cosa que nos fijamos es que el nivel medio es bastante más alto que en España, los germanos van bien en este terreno. Al final, tardamos una hora en hacer los primeros seis kilómetros, y prácticamente otra para llegar a ascender el Raschberg, porque su continuación, el Hütteneckalm, lo coronamos pasadas las 2 horas. A su lado, la Bola del Mundo es el pasillo de casa. Los primeros 4km. de ascensión eran de asfalto, mientras que los demás eran ya de pista entre árboles y a cielo abierto en su parte superior. Al llegar arriba, lancé una mirada al valle (acojonante, estábamos por encima de las nubes, una imagen que nunca se me olvidará) y comenzamos la bajada, por un sendero técnico y complicado, que viendo las horas que eran, sin apenas luz, hacía que se hiciese todo más difícil. Si a eso le añades que estuve a punto de besar el suelo en la primera curva de la primera bajada a unos 50km/h, pues como comprenderéis mi confianza era nula en los descensos, además de que, llevaba neumático de seco, y eso por allí arriba esta muy embarrado.




En este momento es cuando pasamos por primera vez por el desfiladero y la cueva. De momento, la mejor experiencia que he tenido nunca sobre una bici, el pasar por ese túnel fue espectacular, junto a un barranco de más de 50 metros, separado de él por un par de cables de acero. La leche. En la parte baja del descenso, nos tiraron por un pueblo que había que bajarlo a través de las escaleras, y lo mismo, acojonante.Vendría después un tramo de descanso de unos cuantos kilómetros que hice tranquilamente con Luis en un grupito que parecía la ONU. Pasábamos por pueblos tipo Heidi como Weibenbach, mientras veíamos las casitas tirolesas con su pilas de leña perfectamente ordenadas, y la gente desperezándose poco a poco mientras veía a una panda de chiflados pasar en bici delante de sus ventanas.

Comenzamos así la ascensión al Waldgraben, un puerto duro en su principio, que tomaba parte del anterior, el Raschberg, pero que nos desviaban por una vertiente. Tras un poco de descanso, y hablar con un checo para pasar el rato, cruzamos la bucólica población de Reith, donde paré en el avituallamiento y esperé a Luis, para comenzar a encarar a las 9 de la mañana la cuarta ascensión del día. Habíamos tardado 5 horas en hacer apenas 55-60km.
Tras un descenso por una parte paralela a un remonte de esquí (así que os podéis imaginar la inclinación), empezamos de nuevo la ascensión por asfalto al Tauernkreuzung, una trampa escondida. En mi vida había visto que se pudiesen asfaltar esos desniveles. En 27x34 cumplía su labor, pero un 36 no lo hubiese desechado, y ver a la gente de lado a lado de la carretera mientras tu te acercabas asustaba un poco. En el tramo de máxima pendiente, atravesando una aldea, la rueda trasera ¡patinaba en el asfalto debido al desnivel! mientras servidor iba contando las caras de la tuerca de la dirección. Menos mal que 2 morenas españolas (estamos en todos los fregaos) me animaron mogollón y me dieron ese plus para coronar el puerto más o menos bien. Luis, siguiendo su tónica, me atrapaba en mis desastrosos descensos.


Sin tiempo para más, comenzamos a subir el Hütteneckalm por otra vertiente a la anteriormente subida. UNa vertiente más larga y más dura, pero que subí con un ritmo alto que me asustó incluso a mí. En este tramo, nos atrapó Pablo, y comencé a charlar animadamente con él antes de iniciar el descenso hacia Weibenbach. En este tramo, nuevamente paso por la cueva de la montaña, y de nuevo una foto para el recuerdo, que vale mucho para mi, y que da un caché muy bueno dentro del mundo biker.  Además, comienza de nuevo la bajada por las escaleras del pueblo, y de nuevo muy divertido, soltando frenos y dejando hacer a la KTM. Aquí voy en el grupo de Pablo, pero cuando entramos en el sendero después del pueblo, es donde muchos cometen el error grave de seguir a los corredores de las pruebas cortas, que nos pasan como obuses. Yo tenía muy claro, y como había hablado con Luis, de que sólo seguiríamos el ritmo de los dorsales rojos y azules, el resto, ni intentarlo. En este tramo, Pablo pilló rueda de uno de estos corredores, y en un pis-pas me metió un mundo. Comenzamos así una subida escalonada, primero hay que coronar el Chorinskyklause, para después de un tramo de descanso, ir a por el Hochmuth. Aquí es donde me salta la alarma: Apenas llevo agua en el bidón. Para compensarlo, decido levantar el pie un poco, y entretenerme con las vistas y la gente. Un subidón de moral me dio cuando vi a un good fighter (los corredores patrocinados por Cannondale) con una sola pierna. Eso me hizo ver que si él podía hacer una ruta así, aunque fuese la de 40km; yo podía terminar la prueba. Así que piano piano, coroné el puerto y enlazamos la bajada hacia Weibenbach. Aquí, paré en el avituallamiento, charle un poco con las jóvenes morenas que había dándonos los regriferios, y comencé el tramo de 30km. de "descanso" bordeando el lago Hallstat. Impresionante lo bonito que es y cómo en sus aguas se reflejaban con una enorme nitidez todas las montañas. Llegamos así  tras 25km. de relax a Obertraun, en la zona del puente, donde hay un avituallamiento. El speaer de esta zona dice mi nombre y el característico "'¡Spanien!. Como se que viene el coco, relleno bien el bidón, me hidrato perfectamente, como bien, meadita de rigor, y enfilamos hacia el coco.

EL MONSTRUO
Antes de llegar a él, la organización te brinda unas vistas magníficas, y te hace pasar por una casa abandonada, mientras a su salida un miembro de la organización vibra como un futbolero cuando se entera de que eres ¡Spanien!. A la vez, tienes que poner la bici al hombro y pasar entre un grupito de gente con cencerros y su característico ¡HOP-HOP-HOP-HOP! En este momento, vamos en el grupo un italiano, dos eslovacos, un alemán y un austriaco. Hablo en inglés con el italiano, y al poco empezamos a hablar cada uno en su idioma. Expongo lo que más acojonó de la conversación:
-¿Es duro el Robalm?
-Ohhh e molto duro, e difficcile la ascensione a la questa montaglia
-¿Más que el Zoncolan?
-Fiuuu, Zoncolane non e tan duro comparado con il Robalm.
Ahí queda eso. Menos mal que contaba con un arma que no sabía yo que iba a tener a esas alturas, y era el cerebro. Me sorprendió mogollón lo bien que llevaba el coco, permitiendo evadirme en los momentos de máximo sufrimiento.
El Robalm tiene una primera parte que vas paralelo a un teleférico que se llama el Salzberg. Es como entrar en la boca de un lobo. Un senderín oscuro, entre vegetación que te hace de nuevo que dobles la bisagra muchísimo, y que de nuevo el 27x34 sea tu mejor aliado. Empiezas a ganar altura my rápido, y a realizar curvas de herradura muy seguidas. 50 metros, curva, 50 metros, curva, así hasta 10 u 11 veces, aunque la última de todas decidí hacerla andando. Es una gilipollez forzar de más y por ejemplo romper la cadena o reventar aun más la musculatura. En este tramo, un alemán me dice que me prepare para lo que viene ahora. Y es que delante tuya, nada más salir de la vegetación, aparece un muro de asfalto de más de un 30% de desnivel. Había que hacerlo andando, y los pies se me salían de las zapatillas debido a la inclinación. Al finalizar este tramo, en un mirador, veo a Pablo. Estaba roto, y me habla de retirarse, pero le digo que ni en broma, que continúe, no se puede tirar así por la borda todo un año de entrenos, no hay que dejarse vencer por la montaña. Sigo unos cientos de metros y veo que suaviza si es que ponerse a un 15% de desnivel es que suavice), y le pego un berrido a Pablo para que se suba a la bici y siga, cosa que me consta que hizo ¡bien!.
Llego así al segundo tramo de la subida, el Robalm bueno (esto es como subir el Galibier por la cara del Telegraphe para que os hagáis una idea) 9 km. de 27x34, que hacemos un grupo de unos 6-7 como podemos, y con la musculatura completamente destrozada. Vamos subiendo a 4-5km/h y como mucho a 7km/h. El desnivel y la fatiga hace que seas un autómata que ni siente ni padece. Encima, ante la inmensidad de esas montañas, te dabas cuenta que eras un mindundi.

A BAD GOISERN POR FAVOR
Al coronar, parada de nuevo en el avituallamiento, donde me tomé unas frambuesas que me supieron a gloria, y enfilamos la bajada rápida y ancha hacia Gossausee (increíble el lago, nada que envidiar al de Hallstat), el paisaje, es idílico, es como un sueño, y tu eres el protagonista. En el pueblo, veo a Marta y Svetlana, les entrego el chubasquero que llevaba todo el día con el y no me puse nunca, y enfilo la última ascensión en compañía de 2 eslovacos, una ascensión que se me hizo muy corta, y que subimos a muy buen ritmo. Sin embargo, a pesar de que ir a buen ritmo a esas alturas es ir a unos 8km/h aproximadamente, veías a gente que ya no era capaz de seguir ese ritmo. Poco a poco, el grupito de 8-9 unidades que comenzamos la ascensión se quedó en un eslovaco y yo, que hablando en inglés me comentó que probase a realizar la trans-Eslovaquia, que son 3 días por su país y la gran mayoría en singletrack. Bueno, hay tantas pruebas por ahí para probar que no hay calendario para ello jejeje. Sin ninguna duda, lo que más me sorprendió fue la mente, la llevaba aún más fresca, y me enteraba de todas las sensaciones que transmitía la zona, hay que estar allí para entenderlo, pero os podéis imaginar los Picos de Europa o Pirineos pero a lo bestia. Después de esta ascensión en la que ganamos unos 600 metros en 10 kilómetros aproximadamente, bajamos hacia Gossau, y de ahí a meta ya no nos queda nada. Paro en el último avituallamiento casi por parar y echar un último vistazo a los refrigerios,esto se acaba, y ya estoy un poco triste, eso sí, no me privo de hacerme una fotillo con las caras que nos van indicando cuánto queda para meta. Hacía mucho tiempo que mi objetivo era solamente terminar. El sol comienza a caer en el oeste, y poco a poco, metro a metro, la meta se acerca. Apenas unas tachuelillas finales que se hacen bien con el plato grande (me sorprendí a mí mismo) y enfilamos hacia el pueblo de Steegbrücke, para pasar fugazmente por él y encarar la llegada a Bad Goisern con un australiano y un italiano. Hacemos un pequeño circuito por el pueblo, con escalones y todo, y entramos en la zona de meta, donde el speaker nombra alto y claro el: Joaquín Álvarez ¡Spanien! y un porrón de cámaras de fotos nos sacan las instantáneas de la zona de meta. Esto se ha termiando, es el fin, tras 14 horas y media de sufrimiento. Luis llegaría 20 minutos más tarde, y nada más entrar en meta cogería una fiebre del 30 que nos privó de disfrutar de la fiesta, pero cuando un amigo se pone mal, hay que estar con él desde luego. Pablo entraría finalmente una hora más tarde.


¿PARA QUIÉN SI Y PARA QUIÉN NO?
Si te gusta ir a tope, en modo anaeróbico siempre que se pueda, no te guste pedalear más de 3-4 horas como mucho, y tu forma de montar en bici sea 100% agonista, esta no es tu prueba.
Sin embargo, si te mola el rollo de estar todo el día en la bici, desde la noche pasando por el amanecer hasta el atardecer, así como sufrir como un perro mientras vas a ritmo de tortuga tragándote 211000 metros y pasando por 1342540 estados anímicos, si te mola ver como los paisajes más bonitos que puedas imaginar se convierten a la vez en las mayores trampas, esta es tu carrera. Una carrera que no consiste en como se empieza y cómo se continúa, sino en cómo entras en las calles de Bad Goisern, si sobre una bici, o bajado de ella vestido de paisano por haberte retirado. Una prueba en la que no puedes calcular cuánto tiempo vas a tardar, en donde no valen las medias ni si te encuentras bien en el kilómetro 100. Una carrera, que más que física, es psicológica, y en donde te tratan como a un profesional. En definitiva, una de las mejores maratones por no decir la mejor del mundo entero. Tengo claro que voy a repetir, si no este año, al otro u al otro, pero no pasará mucho tiempo sin que vuelva a pedalear por esas montañas.

























4 comentarios:

  1. Después de leerme la crónica de Pablo, me voy a volver a poner los dientes largos, algún día espero verme en la salida.

    Saludos!

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  2. Yo tambien llego desde la crónica de Pablo. Vaya dos pedazos de relatos, cada uno con su estilo.

    Lo que mas me ha gustado ha sido el: "¿PARA QUIÉN SI Y PARA QUIÉN NO?", un buen apunte final.

    Ahora tendre que entrenar varios años para poder intentarlo si quiera.

    Un saludo!

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  3. HOla. Gracias por leer el blog, se agradece mogollón ver que le gusta a la gente jejeje.
    Mas que entrenar mogollón y con mucha obsesión, lo que creo es que hay que tener la mente bien despejada y mentalizada. POr ejemplo, mi única preparación especial fue hacer el Soplao, el resto simplemente me dedique a realizar la temporada que tenia planificada, pruebas tipo Open, etc. que vienen bien para llevar el cuerpo al límite y acostumbrarte a pensar en ese límite.
    Y os aconsejo ir, y si no es a la de 211km. pues a la de 143km. da igual, el ambiente es alucinante, y estamos a años luz de ellos y ellas. El resto, se podrá escribir de todo, pero cuando lo ves en persona uf... todavía se me pone la carne de gallina al recordarlo.

    ¡Saludos!

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  4. La Salzkammergut es la lucha de la mente contra el cuerpo. Seguir adelante cuando cada celula de tu cuerpo dice que no, que no puede mas y pide a gritos que pares y te retires.
    Felicidades por la gran fuerza mental!

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