viernes, 11 de junio de 2010

No se puede tener un motor de 125 y correr en MotoGP

Ayer toco de nuevo salir a entrenar con Borja por la tarde. Se supone que tocaban 12 series de 15 segundos, es decir, entrenar las salidas, y luego una horita en intensidad 3, lo cual es a un 75% aproximadamente.
El caso es que cuando me acerqué al canto de la Virgen, que es el lugar de reunión de los ciclistas colmenareños, estaba también Jesus, un compañero que en su día corrió a un altísimo nivel nacional. Así pues, el día se tornaba intenso, por lo menos para mí.
Bajo una lluvia que presagiaba una buena tormenta, nos encaminamos hacia el Pico de San Pedro, recorriendo en la parte inicial el tramo de salida de la carrera de Colmenar. Pasamos por el punto en el que partí la cadena, lo que me dió muchísima rabia en su momento, lo cojonudo que hice la subida con el plato grande, y el tramo técnico que viene a continuación lo hice sin bajarme de la bici, siguiendo la rueda de Jesús. Todo hay que decirlo, cuando uno va a rueda con gente que tiene mucha técnica, lo cierto es que mejora bastante.
Así, proseguimos nuestro camino, ellos de chachara alegre, off course, y yo atrás sufriendo. Aún queda mucho por afinar era lo que iba pensando.
Pasamos a descencer un tramo que se llama las gateras, junto al Pico de San Pedro, que nos iba a llevar rumbo a Pedrezuela. Voy a ser sincero, la bajada la hice en su mayoría corriendo, iba sin confianza, con los neumáticos de seco (ya parecemos a los F1) que no agarraban una mierda en la roca, y un tramo que es muy técnico, así que mientras me esperaban abajo, yo bajaba con los huevos de corbata.
Tras el descenso, ya nos encontrábamos en la otra cara del pico, y comenzamos a poner rumbo dirección Guadalix, por pista. Las series, dado que Borja iba hablando con Jesús, pasaron a mejor vida, sin embargo, el ritmo, cómodo para ellos, me iba dando a mí un puntito que me venía genial.
Pasábamos charcos, riachuelos, rocas, arena, carretera, y la mecánica de la bici lo acusaba, sobre todo porque heché lubricante de seco, y con el primer agua se fué a la mierda. Además, no se que coño le pasará al líquido nuevo que en la rueda trasera se me escapaba ¡por la cabezilla de un radio!, tendré que llevar las ruedas a Juan a ver que pasa.
En Guadalix tomamos la carretera hacia Soto para poder tomar el refrigerio, y ya que estaba, aproveché para hacer unas cuantas fotos e ilustrar así mejor el blog.


Esa era la cara que llevaba yo ayer durante toda la tarde.
En Soto, la coca-cola con los frutos secos como tien que ser, y vuelta para Colmenar, por el camino que pasa por detrás de la cárcel.
Decir que ayer, el viento racheado nos jorobó y bastante, si en un instante daba a favor, de repente cambiaba y nos daba de cara. En fin, es lo que tiene dedicarse a deportes que se practican al aire libre.
En medio de mis penurias, heché una mirada a la sierra y me quedé sorprendido por el efecto que hacía las nubes y el sol por un vértice, parecía que escapábamos de Mordor, así que aproveché para hacer otra foto

Y ya de aquí para casa, rodando suave, para completar un buen entrenamiento, que me va a venir bien en mi puesta a punto para el Campeonato de Madrid.

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