lunes, 19 de noviembre de 2012

Poniendonos fuertotes

Desde la semana pasada vengo utilizando el TRX como instrumento para fortalecer la musuclatura, cambiando el clásico gimnasio de toda la vida por este nuevo sistema.
Lo tradicional hasta la fecha era levantar hierros, pero como pude ver cuando estaba haciendo la carrera, y posteriormente, no era posible que no existiesen otros sistemas de musculación igual de efectivos o incluso mejores para el organismo. Es decir, cuanto menos era extraño que, con sistemas de entrenamiento del siglo XXI, se estuviesen empleando las máquinas de la época de Rocky Balboa.
Este verano, tuve la oportunidad gracias a mi amigo Carlos, de probar el TRX, un sistema inventado en USA de entrenamiento en suspensión. Partiendo de un principio muy básico como es la fuerza de la gravedad, la inclinación y el peso de nuestro cuerpo, y con una herramienta muy sencilla formada a partir de la unión de arneses en forma de Y invertida (y esto hay que saber diferenciarlo, no son cuerdas, pues estas ceden a nuestro peso, son arneses, que no se mueven nada) se puede trabajar el músculo tanto en concéntrico, como en excéntrico, y lo que es más importante, en todo momento estamos trabajando los estabilizadores y los posturales (ya que en todos los ejercicios la espalda ha de mantenerse recta para que se hagan bien), consiguiendo así trabajar el tronco, para que luego no nos moleste tanto cuando vayamos en bici.
 No soy de la marca, ni me llevo comisión ni nada por explicar el producto, ni muchísimo menos quiero vendéroslo (máxime cuando el precio es realmente caro), pero mi breve experiencia es que es un sistema con el que se trabaja a otro nivel, más allá del clásico de hipertrofia que tenemos en los gimnasios. Eso sí, quien quiera tener músculos bien grandes, a lo culturista, este no es su aparato ni mucho menos.



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