Esta semana los entrenamientos fueron más específicos con la bici de montaña, la de carretera ni la he tocado aún desde el último fin de semana, no porque no quiera, sino porque no puedo, después del galletón que me dí con ella el último sábado.
Entre el lunes y el miércoles, los entrenamientos fueron más intensos, en parte, porque me apetecía que así fueran, y por otro lado, porque las rutas planeadas eran duras. Así, el lunes salieron 55km. por la zona de Quebrantaherraduras, con bajadas por senderos para ir ganando algo de técnica. El martes, volví a subir la Maliciosa (lo que algunos conocen como el Mortirolo), bueno, para ser exactos, hasta el embalse de la Maliciosa, porque hasta la misma cima no se puede subir en bici. Hacía por lo menos 5 años que no iba hacía esa ascensión, y si por entonces me parecía durísima, ahora me parece aún más. Aun así, disfrute como un enano por allí arriba, y al final, salieron 67km. Al día siguiente, y con el cansancio pasando factura, decidí hacer una ruta que aunque tuviese de técnica 0, hacía también muchísimo (echando cuentas, unos 6-7 años aproximadamente) que no hacía, las conocidas Zetas. Si bien es cierto que se sube muy cómodo con el plato, al final, los últimos 200m. se me atragantaron un pelín; y después, tras 3 horas y 40 minutos, he de decir que llegué algo tocado a casa.
Pero no me enrollo más, y os dejo algunas fotos, que una imagen vale más que mil palabras.
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